La salud mental ha ganado cada vez más visibilidad en la esfera pública, promoviendo la empatía y el conocimiento de patologías que durante mucho tiempo fueron consideradas tabú. Una realidad más presente, donde los trastornos emocionales y psicológicos han comenzado a ocupar el lugar que merecen en las conversaciones sobre bienestar y productividad.
Uno de los fenómenos más discutidos, aunque aún no reconocido oficialmente como trastorno mental, es el síndrome del impostor. Este término ha sido objeto de numerosos estudios, libros y artículos elaborados por psicólogos y educadores debido, sobre todo, al impacto que tiene en la vida profesional.
El síndrome del impostor se describe como un fenómeno psicológico en el que personas competentes, incluso exitosas, sienten que no merecen sus logros. Se perciben a sí mismas como un fraude, atribuyen su éxito a la suerte o a factores externos, y viven con el temor constante de ser descubiertas y que alguien vea su ‘verdadero yo’.
Numerosos rostros conocidos han hablado públicamente sobre su experiencia con este síndrome. Figuras como Michelle Obama, Meryl Streep, Emma Watson o Jaime Lorente han reconocido haberlo padecido en algún momento de sus carreras. Algo que ha ayudado a normalizar este sentimiento y a dar visibilidad a un problema mucho más común de lo que creemos.
Este fenómeno afecta con frecuencia a personas de alto rendimiento en sus carreras, y se da con especial intensidad entre mujeres. Un estudio encargado por Access Commercial Finance en el Reino Unido reveló que las mujeres tienen un 18 % más de probabilidades de experimentar el síndrome del impostor que los hombres. Esta diferencia se explica, en parte, por los roles de género impuestos que exigen a las mujeres ser ‘supermadres’, ‘trabajadoras ejemplares’ y ’esposas perfectas’, creando un ideal inalcanzable que alimenta la inseguridad.
¿Cómo enfrentar el síndrome del impostor?
- Reconoce y valida tus propios logros. Es importante enfocarse en las evidencias objetivas y en las habilidades personales que han contribuido a esos logros.
- Busca apoyo profesional. En muchos casos, la ayuda de un psicólogo puede ser clave para identificar creencias irracionales y desarrollar estrategias que ayuden a deshacerse de este síndrome y sus efectos.
- ¡Cambia la perspectiva! Aprender a reinterpretar los pensamientos negativos y centrarse en lo positivo puede cambiar y mucho, la percepción de uno mismo.
- Sé compasivo (contigo mismo). Ser más amable y hablarte con cariño, aceptar que la perfección no existe y dar espacio a tus sentimientos es fundamental para mantener el equilibrio emocional.
- Comparte tus emociones. Hazlo con personas de confianza o profesionales de la salud mental que pueden ayudar a aliviar la carga emocional. Te darás cuenta de que no estás solo.
Hablar del síndrome del impostor es dar un paso hacia su superación. Visibilizar no solo ayuda a quienes lo padecen, sino que también fomenta culturas (especialmente las laborales) más empáticas. Entender que no se trata de una debilidad personal, sino de una experiencia psicológica común, es clave para derribar mitos y soltar exigencias imposibles.
¡Nos leemos en la próxima Pausa!