Con más del 55% de la población mundial viviendo en entornos urbanos, y una cifra que podría llegar al 68% en 2050 según la ONU, la contaminación sigue siendo uno de los mayores retos para la humanidad. Las ciudades, como núcleos de población y motores económicos, deben luchar para garantizar un desarrollo sostenible. Este contexto ha impulsado a muchos organismos internacionales y empresas privadas a adoptar medidas para combatir la contaminación y mejorar la calidad de vida de la sociedad.
El crecimiento de las urbes ejerce una enorme presión sobre recursos esenciales como el agua, la energía y el suelo. De ahí que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), promovidos por la ONU, se hayan convertido en una brújula para guiar a las ciudades hacia prácticas más responsables. Entre estos objetivos destacan la energía limpia y asequible, el trabajo digno, el crecimiento económico, y el consumo y la producción responsables.