Para los más golosos, dejar de disfrutar de un postre dulce o una merienda de esas que despiertan al paladar es todo un sacrificio. Sin embargo, existen muchas alternativas que, siendo propuestas saludables, conservan los sabores dulzones que nos trasladan a la infancia. Os dejamos algunas recetas para chuparse los dedos sin culpabilidad.
Sabores, aromas, ingredientes. Este maridaje es una de las bases de la cultura de cualquier país. Desde la cocina italiana hasta la tailandesa, peruana o la india, adentrarse en una de ellas es conocer costumbres, historia e, incluso, las alianzas que existen con otras culturas del mundo. Hoy en día, la posibilidad de viajar fácilmente de una punta a otra del planeta ayuda a conocerlas de primera mano (y sobre todo a través de los sentidos).
¡Aprovecha esta ‘pausa’ para descubrir algunas de ellas y marcarlas en tu hoja de ruta!
De los anticuchos a conocer de cerca a los artesanos de Perú
Si por algo es conocido Perú es por su gastronomía. A quién no se le hace la boca agua pensando en las distintas versiones de ceviche, causas limeñas u otras propuestas tradicionales de esta cocina internacional. Aunque este tipo de platos son fáciles de encontrar en cualquier restaurante español, hay otros más curiosos (digamos no aptos para todos los paladares) que también forman parte del recetario peruano. Uno de ellos son los anticuchos. Se trata de un pincho hecho con trozos de corazón de ternera y aderezado con ingredientes como ajo o comino.
Más allá de probar algunas de las propuestas más arriesgadas del país, también es recomendable conocer algunos de los restaurantes más punteros y que ofrecen aventuras gastronómicas únicas. Es el caso del restaurante Mil, en Cuzco, del chef Virgilio Martínez. Además de probar su menú, invita a los comensales a participar en una experiencia de inmersión recorriendo granjas y conociendo a los productores artesanos de la zona, solo unos pasos de la zona arqueológica de Moray.
Hollywood: de donuts que no caben en la boca a comer ‘sin gravedad’
Aunque Los Ángeles es archiconocido por su Paseo de la Fama, por la posibilidad de conocer los estudios Warner Bros o por subir al cartel de Hollywood, también guarda algunos secretos gastronómicos que son todo un desafío. Uno de ellos en un enorme donut relleno de fresas preparadas con un glaseado muy especial. Se encuentra en un local en la histórica Ruta 66 y está abierto las 24 horas. Solo se puede probar con fresas de temporada.
Otro de los puntos interesantes que no hay que perderse es el restaurante Vespertine, el más revolucionario de la ciudad según cuentan. Un restaurante de apenas 20 puestos, carácter modernista, y donde está prohibido hacer uso de la cuenta de Instagram porque no se puede tomar fotos en su interior. Lo único que podemos contar es que quien lo visita habla de probar “alimentos sin gravedad” como si fuera una nave espacial.
Papaya picante y sopa con camarones: los retos de comer en Tailandia
Para los foodies más viajeros, Tailandia es uno de los platos fuertes. Entre sus recetas más curiosas destacan el Som Tum, una ensalada de papaya verde con un toque picante, y el Plaa Som, un pescado fermentado que sorprende por su sabor fuerte y distintivo. Pero sí, hay cosas más desafiantes: más de 1500 especies de insectos comestibles (grillos, gusanos de seda, cucarachas de agua…).
Y si lo que se busca es diversión, es necesario hacer una parada en el Gaggan Anand, ubicado en Bangkok y conocido por romper las reglas y por ser uno de los más completos de la industria. Su menú plantea una auténtica aventura gastronómica. Está compuesto únicamente por platos que añaden imágenes de emojis y se sirve en formas únicas, como un rompecabezas, un examen y un pasaporte con calcomanías.
Viajar a Nueva Zelanda: una fusión de culturas gastronómicas
Desde huellas maoríes, europeas y procedentes del Pacífico, la gastronomía neozelandesa es una de las más intrigantes y que invitan a vivir experiencias exóticas. Entre los platos más curiosos se encuentra el Hangi, una tradicional comida maorí cocinada en un horno subterráneo, que ofrece un sabor ahumado y terroso. Otro plato a tener en cuenta es el Pavlova, un postre merengue crujiente por fuera y suave por dentro, cubierto con frutas frescas y crema.
Precisamente esa mezcla de ingredientes indígenas y técnicas vanguardistas es la que se aplica en el restaurante Hiakai en Wellington. Su chef ha forjado estrechas relaciones con los distribuidores para adquirir alimentos tradicionales y difíciles de encontrar y algunos incluso olvidados. Agregando otra capa a esta devoción, cada menú se centra en un mito o leyenda local.
¿Has probado alguna de estas opciones tan peculiares? ¡Que aproveche!