Explorando el minimalismo en el arte: de la pintura a la escultura
Lo esencial, lo justo y necesario. Ese podría ser el concepto fundamental que sustenta lo que se conoce como minimalismo. Aplicado al mundo del arte, la Real Academia Española (RAE) lo define como “la corriente artística contemporánea que juega con elementos limitados” o “la tendencia estética e intelectual que busca la expresión de lo esencial eliminando lo superfluo”.
El término minimalismo aparece por primera vez en la década de los 60, interviniendo en la relación entre una obra de arte y el espacio expositivo. La conexión y la experiencia entre ambos es propiciada por el tamaño o la colocación del objeto. Sin embargo, esta idea se ha ampliado y ha sido aplicada a otros ámbitos como la moda, la música, la literatura, la arquitectura y la decoración del hogar.
El arte minimalista: en qué consiste y algunos ejemplos
Esta corriente artística es un tipo de arte abstracto que se suele plasmar con bordes gruesos y formas sencillas. De algún modo abandona las nociones tradicionales de que el arte significa algo más de lo que es. Las obras se crean con sencillez, representando cualidades esenciales. Su aparición se puede relacionar con la del arte conceptual, que mostró sus primeros indicios en las décadas de los 60 y 70.
En la pintura, el minimalismo se caracteriza por utilizar colores monocromáticos, objetos en planos horizontales o verticales y utilizando materiales industriales.
Entre los artistas que pusieron en práctica estas ideas figuran Robert Mangold, Robert Rayman y Brice Marden, así como otros artistas más jóvenes que abandonaron la pintura como Carl Andre, Dan Flavin, Robert Morris, Sol LeWitt y Donald Judd.
En la actualidad, destacan representantes como John Pittman y Theaster Gates, que adoptan conceptos estéticos a través de la forma. En Estados Unidos existen, incluso, consultoras de arte corporativo que abordan el minimalismo contemporáneo, prevaleciendo el arte de formas geométricas, sencillas e impactantes.
La escultura: la simplicidad y el uso de materiales industriales desafía lo tradicional
La sencillez geométrica y la reducción de formas definen este movimiento artístico con un claro enfoque en la pureza de la estructura. Inspirada por movimientos como el constructivismo y el propio arte minimalista, la escultura en este ámbito destaca por la reducción de las formas y la eliminación de elementos ornamentales.
El uso de materiales industriales, como acero, aluminio y vidrio, permitieron a los artistas transmitir una estética nítida y despojada, desafiando la complejidad inherente al arte anterior. En este sentido la obra de Donald Judd, con sus formas geométricas tridimensionales, y la instalación de luces de Flavin (con fluorescentes industriales), encierran la esencia del minimalismo.
El minimalismo: más allá de las exposiciones de arte
La idea está clara: menos es más. Es la base de un fenómeno que ha atravesado las barreras del arte para llegar a otros ámbitos de la vida. Bien es cierto que el minimalismo es clave en ramas profesionales como la arquitectura -un ejemplo evidente es la Casa Tugendhat ubicada en República Checa- y en la música, donde destaca la simplicidad en las composiciones y el estilo supone un retorno hacia la tonalidad. Pero también en muchos otros sentidos.
En relación con la sostenibilidad, se entiende como una forma de vida en el día a día centrada en reducir al máximo el uso y consumo de bienes materiales. Una alternativa al consumismo desmedido de la sociedad actual.
Y es que el minimalismo no solo es una estética, sino un estilo de vida que invita a la reflexión sobre lo que realmente valoramos. Al simplificar nuestro entorno y reducir el desorden, creamos espacio para experiencias significativas y conexiones auténticas.
¡Nos leemos en la próxima Pausa!
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