Descubre las joyas arquitectónicas de la Antigua Roma: Viaje en el tiempo a través de la arquitectura

Joyas Antigua Roma

Seguramente en la galería de imágenes de tu móvil (hayas viajado a Italia o no) hay alguna que otra imagen que representa lo que se conoce como la arquitectura de la Antigua Roma, un testimonio significativo de la cultura romana que muestra y evoca la grandeza y el poder de esta civilización a través de la durabilidad de sus edificios. 
Hoy en día son muchas las huellas de esta cultura presentes en Italia, pero también en otras partes del mundo, tanto integradas en las ciudades como en el interior de los museos.

Las características de la arquitectura de la Antigua Roma

Este estilo arquitectónico se dio en los periodos de la República (509 a.C.-27 a.C.) y el fin del Imperio romano de Occidente. Se basa en los tres órdenes clásicos -jónico, corintio y dórico-, que se desarrollaron en la antigua Grecia, aunque fue capaz de revolucionarlo alejándose de su rigidez y sumando nuevos elementos. 

Se define por los espacios abiertos y cerrados, caracterizados por la monumentalidad, al tiempo que una estética y una belleza inigualable. También destaca el uso de elementos básicos como los arcos, columnas, ábsides, bóvedas, cúpulas y cimientos.

Todas estas reglas de la arquitectura clásica romana fueron recogidas en los escritos de Marco Vitruvio Polión, donde analizaba las claves de la ingeniería de la época y la arquitectura de las obras civiles. Algo que queda reflejado en numerosos ejemplos que hoy en día visitan millones de personas y forman parte del imaginario mundial.

Ejemplos de la Antigua Roma que no debes perderte

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El Coliseo

El Coliseo o Anfiteatro Flavio ​fue construido en el siglo I y es probablemente el máximo exponente de este estilo arquitectónico. Se trata de una estructura elíptica de 188 metros de longitud, 156 metros de ancho y 57 metros de altura. El edificio tomó forma a petición de los emperadores de la dinastía Flavia, y acogió, hasta el final de la Edad Antigua, espectáculos de gran atractivo para las masas como cacerías y juegos de gladiadores. 

Este edificio dejó de ser usado para estos propósitos en la Alta Edad Media. Más tarde, se empleó como refugio, fábrica, sede de una orden religiosa y hasta santuario cristiano. Forma parte de un parque arqueológico, lo que permite adquirir una entrada combinada para recorrerlo junto con el Foro Romano o el Palatino, ofreciendo una experiencia más completa de la antigua Roma.

El Panteón 

El Panteón de Agripa o Panteón de Roma es un antiguo templo (actualmente es una iglesia católica) ubicado entre las callejuelas del barrio de Trevi, muy cerca de la Plaza Navona. La fachada del Panteón tiene la forma de un templo octástilo y el pronaos está compuesto por tres filas de columnas corintias.

Su cúpula, con un diámetro interior de 43 metros, sigue siendo la mayor cúpula semiesférica jamás construida en hormigón no armado, incluso mayor que la de San Pedro. Lo que más sorprende de la arquitectura del Panteón es su tamaño: la altura del edificio es igual al diámetro de la cúpula, algo más de 43 metros, lo que refleja los cánones clásicos de la arquitectura racional romana.

Termas de Diocleciano

Las Termas de Diocleciano, con una capacidad para 3.000 personas, fueron el mayor complejo termal de la Antigua Roma y hoy alberga parte del Museo Nacional Romano. Construidas a finales del siglo III d.C., aunque han perdido gran parte de su estructura, todavía se conservan muchas secciones y el complejo mantiene la mayor parte de su extensión.

El emperador Diocleciano promovió su construcción, pero ese mismo año, tras finalizar las obras, abdicó tras ser acusado de la muerte de miles de cristianos que fueron condenados a trabajos forzados para levantar las termas. Ya en el año 1561, el Papa Pío IV mandó construir la Basílica de Santa María de los Ángeles y los Mártires en memoria de estas víctimas. El genio Miguel Ángel fue el encargado de la obra, integrando la iglesia en el mismo recinto de las termas.

Curiosamente, hoy en día las Termas de Diocleciano se encuentran en pleno centro de la Roma moderna, contrastando con su antigüedad histórica.

El Acueducto de Segovia

Más allá de Roma y, saltando de país en país, llegamos hasta España para contemplar otro de los ejemplos más icónicos de la Antigua Roma y su arquitectura: el acueducto de Segovia. Construido en el siglo I d.C., se extiende unos 15 kilómetros y su parte más llamativa es, sin duda, los 160 arcos que lo conforman.

Fue construido por mandato del emperador Domiciano (81-96 d. C.) y, aunque parezca increíble, transportó agua a la ciudad hasta 1973.​ Sin embargo, cuenta la leyenda que, en realidad, el monumento fue edificado por el mismísimo diablo y que una aguadora, cansada de llevar el cántaro por las calles, aceptó un pacto con él. A cambio de su alma, este construiría un acueducto para llevar agua a su casa. 

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Anfiteatro de Pula en Croacia

El anfiteatro de Pula, también conocido como Pula Arena, es un anfiteatro romano ubicado en la ciudad croata de Pula. Es el sexto más grande del mundo y fue construido entre los siglos XVII ac y LXVIII d. C. También es el único que cuenta con cuatro torres bien conservadas y con los tres órdenes arquitectónicos clásicos preservados. Su construcción empezó en los tiempos del emperador Augusto y fue continuada por el emperador Vespasiano.

En la actualidad puede llegar a acoger a unas 5.000 personas y en el recinto se celebran conciertos, exposiciones en los pasajes subterráneos, balé o un festival de cine; incluso en el verano se han organizado luchas de gladiadores como parte del espectáculo histórico.

Y tú, ¿conoces otros emblemas de la arquitectura de la Antigua Roma? ¡No olvides dejar tu comentario en el artículo!

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