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Museos insólitos: del museo del pelo al museo de los fracasos

Más allá del Louvre de París, el museo más visitado del mundo, y de los Museos Vaticanos (los segundos en el ranking), existen otros espacios que atraen a miles de aficionados cada año y que destacan por su singularidad. Se trata de colecciones calificadas de extravagantes por ser objetos poco comunes o simplemente por lo que representan. Desde Turquía hasta Estados Unidos, hay ejemplos que han cosechado una gran fama y que, aunque puedan parecer extraños, cuentan con miles de visitantes curiosos dispuestos a descubrir lo inesperado.

Museo del Pelo (Avanos)

Este museo, ubicado en Capadocia (Turquía), no es para nada convencional. Aunque la ciudad de Avanos era ya muy conocida por la calidad del barro procedente del Río Rojo y por su alfarería, ahora lo es más gracias al artesano Chez Galip. Bajo su tienda de alfarería, ha creado un museo donde los protagonistas son mechones de  cabello de más de 16.000 mujeres. Pertenecen a visitantes que dejaron su contribución junto a una cartita.

El maestro ceramista comenzó su colección capilar por pura casualidad, cuando una amiga suya que abandonó Avanos le dejó un mechón de recuerdo. Desde entonces, mujeres de todo el mundo han querido dejar también su muestra.

Museo de las Relaciones Rotas (Zagreb)

Este museo, sin duda, podría ser infinito porque… ¿quién no ha sufrido alguna vez por desamor? Si has pasado por una ruptura y quieres expresarlo de manera creativa, puedes formar parte de esta colección. Empezó como una exposición itinerante y ahora cuenta con una sede permanente en Zagreb, Croacia, en la Ciudad Alta de su capital.

Los objetos expuestos son pequeños recuerdos cargados de historias: cartas, fotografías, peluches o prendas, cada uno acompañado por un relato que refleja la intensidad de las emociones humanas.

Museo de la Caca (Corea del Sur)

Ddong Café (literalmente: Caca Café en coreano) es un universo dedicado en exclusiva al vasto mundo de los excrementos. ¿Qué tiene que ha logrado entusiasmar a propios y extraños? Pues numerosos atractivos, entre ellos un menú de dulces en forma de caca, cafés servidos en una taza con forma de inodoro y una tienda de souvenirs que recrea este universo con todo lujo de detalles. Incluso hay un sándwich con la forma de la famosa caca del emoji de WhatsApp.

El humor escatológico convertido en arte y cultura atrae cada año a visitantes curiosos que salen con una sonrisa asegurada.

Museo de la Comida Quemada (Arlington, Massachusetts)

En este peculiar museo de Estados Unidos, el lema es simple: si se te quema, no lo tires. Lo que comenzó como una colección personal de Anne L. Russell, profesora universitaria con tendencia a distraerse en la cocina, acabó convirtiéndose en una exhibición permanente de tostadas carbonizadas, galletas irreconocibles o pizzas reducidas a carbón.

Más allá de lo cómico, la colección busca reflexionar sobre el error y la imperfección como parte de la vida cotidiana. Todo un homenaje al descuido doméstico elevado a categoría cultural.

Museo de los Perros Salchicha (Passau, Alemania)

Alemania no podía faltar en este listado, y lo hace con un museo enteramente dedicado al dachshund, conocido popularmente como perro salchicha. Fundado en 2018 por dos apasionados de esta raza en la ciudad bávara de Passau, el museo reúne cientos de objetos relacionados: desde figuritas y cuadros hasta juguetes y objetos de la cultura popular.

El perro salchicha es todo un icono alemán, símbolo de lealtad y buen humor. El museo no solo atrae a turistas, sino también a amantes de estos animales que encuentran en él un homenaje entrañable a su mascota favorita.

Museo de los Fracasos (Helsingborg, Suecia)

Inaugurado en 2017, este museo sueco rinde tributo a los grandes desastres comerciales de la historia. Aquí se exponen productos que nunca funcionaron en el mercado, como la Coca-Cola BlāK (mezcla de café y refresco), el Google Glass, el Apple Newton o los Blockbuster Video.

La idea es recordar que detrás de cada éxito también hay una larga lista de intentos fallidos y que el fracaso, lejos de ser negativo, forma parte esencial de la innovación. Una lección en clave de humor y aprendizaje.

¡Nos leemos en la próxima Pausa!