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Viajar por los sonidos: experiencias sonoras que transportan por el mundo

Viajar es sinónimo de ver paisajes, probar sabores y conocer culturas, pero también significa escuchar y descubrir los sonidos asociados a cada lugar. Y es que cada país o cada ciudad tiene su propia banda sonora, una mezcla única de voces, ruidos, cantos o silencios que despiertan recuerdos y emociones. A veces, basta cerrar los ojos y dejarse llevar por un sonido para sentirse en otro rincón del planeta. 

En esta Pausa queremos repasar (o escuchar a través de la imaginación) algunos de los sonidos más curiosos, trascendentales o únicos: 

El traqueteo de los tuk tuk en Bangkok
En la bulliciosa capital de Tailandia, el zumbido constante de los tuk tuk (los coloridos mototaxis de tres ruedas) se funde con el sonido de los coches y sus claxones, las voces de la gente y la música tailandesa que se aprecia en cada esquina. Es un caos ‘armónico’ que define la energía de Bangkok.

El canto del muecín al atardecer
En ciudades como Estambul, Marrakech o El Cairo, el llamado a la oración desde las mezquitas (lo que se conoce como el adhan) sobresale en el ambiente con una espiritualidad que llega a través del oído. Esta es una parte fundamental de la práctica religiosa musulmana y se realiza cinco veces al día. Es recitado por el almuédano o muecín desde el minarete de la mezquita o desde un lugar elevado. 

El crujido del hielo en Islandia

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En los glaciares islandeses o al caminar sobre lagos congelados en invierno, el sonido del hielo partiéndose bajo los pies o desplazándose en el agua es un susurro casi hermoso. Este sonido se produce por el movimiento y la expansión o contracción del hielo debido a cambios de temperatura o presión. Un recordatorio de la fuerza de la naturaleza en uno de los paisajes más puros del planeta.

El fado en las callejuelas de Lisboa
Caminar por el barrio de Alfama en Lisboa al anochecer y oír cómo una voz desgarrada canta fado, ese canto melancólico portugués, es toda una experiencia. Este género musical es reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO y se caracteriza por esa melodía que llama a la nostalgia, la tristeza y el fatalismo. 

Los cantos gregorianos en monasterios europeos
En abadías de España, Francia o Italia, los cantos gregorianos siguen sonando como hace siglos. Su armonía monótona transporta a una época de recogimiento y devoción, donde el sonido era guía espiritual. Son utilizados en la liturgia de la Iglesia católica y se trata de una evolución del canto romano confrontado al canto galicano. 

Los tambores de samba en Río de Janeiro

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En Brasil, samba (género musical y de baile de origen afrobrasileño), se escucha en cualquier esquina de Río, sobre todo durante el Carnaval. Es parte de su identidad. Todo ello gracias a los tambores, pandeiros y cuícas que contagian alegría y movimiento. Una de las manifestaciones culturales más importantes de Brasil.

El rugido del metro en Nueva York
Bajo tierra, en la ciudad que nunca duerme, el estruendo de los trenes del metro mezclado con la música de los artistas callejeros es parte esencial de la experiencia neoyorquina. Es ritmo urbano puro.

Los gongs en templos budistas en Japón
En templos como los de Kioto, el sonido profundo de los gongs marca el inicio de la meditación. Además de instrumentos musicales, son herramientas que sirven como rituales y su sonido está cargado de simbolismo. Se utiliza para marcar momentos importantes del día, ceremonias, y para diversos propósitos espirituales y prácticos. 

    Escuchar es, sin duda, otra forma de viajar. A veces no necesitas un mapa ni una maleta: solo tus oídos y un poco de imaginación. Y a ti, ¿qué sonido te lleva a otro lugar? ¡Compártelo en los comentarios de esta Pausa!