portada zoma cafetera
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Viaje a las zonas cafeteras del mundo sin salir de casa

Hay viajes que comienzan con una maleta y un billete, y otros que nacen con el simple sonido del agua al hervir. Lo que puede parecer tan solo una taza de café, a veces se convierte en pasaporte y brújula de un viaje. En esta Pausa vamos a recorrer las grandes zonas cafeteras del planeta sin necesidad de movernos de la silla y a modo (casi) de cuaderno de bitácora.

Una travesía sin mapas ni fronteras que solo requiere de probar el resultado de cada grano de café y conocer… el secreto de una tierra, un clima y unas manos que lo cultivaron. ¡Vamos a ello!

Día 1. Amanecer en Etiopía
El aroma capaz de despertarnos en una jornada cualquiera no viene de un valle lejano, sino de la cafetera de la cocina. Hoy nos trasladamos a un mercado africano con tan solo abrir una bolsa de granos de Yirgacheffe en un destino directo al corazón de Etiopía. Un café de perfume floral, acidez brillante y notas cítricas. Preparar una taza de café etíope es como abrir una ventana a los paisajes montañosos del Cuerno de África, donde este aún se cultiva de manera tradicional, en pequeños huertos familiares.

Día 2. A través de los Andes colombianos
Los granos del café de Colombia ofrecen un sabor redondo, con notas dulces y una acidez suave. Es fácil imaginar a los recolectores subiendo las lomas con cestas tejidas y el grano secándose al sol entre las casas de colores vivos. En las montañas de los Andes, entre neblinas y ríos, los cafetales cubren las laderas como un manto verde. Su aroma también es capaz de trasladarnos, sin movernos de la habitación, al río Cauca y los pueblos del Eje Cafetero.

zona cafetera

Día 3. Brasil, el gigante amable
Brasil es el mayor productor y exportador de café del planeta, responsable de casi un tercio del que se consume globalmente. Viajamos hasta allí solo con probar su sabor: una variedad menos ácida, más achocolatada y con ese cuerpo que recuerda al cacao tostado y a las nueces. En regiones como Minas Gerais o São Paulo, los cultivos se extienden hasta donde alcanza la vista. El paisaje cafetero brasileño que se recrea en nuestra mente se caracteriza por vastas extensiones de terreno ondulado, cubiertas por hileras de cafetos.

Día 4. Los volcanes de Guatemala
En nuestro cuaderno de bitácora anotamos: “el sabor del volcán está en cada trago”. Y es que Guatemala es uno de los países más reconocidos del mundo por la calidad y diversidad de sus cafés. Su geografía montañosa, el clima templado y los suelos volcánicos crean condiciones ideales para el cultivo del grano arábica. Solo con un sorbo viajamos hasta las tierras altas de Huehuetenango, que producen granos de acidez brillante y matices frutales; también a otras regiones como Atitlán, CobánCoban o Fraijanes.

Día 5. Sumatra, el viaje más lejano
El último salto es el más largo: cruzar el Pacífico sin salir del salón. Cerramos las cortinas, encendemos una vela, y el olor nos lleva a la selva tropical. Estamos en la isla indonesia de Sumatra, donde el café crece en un paisaje de montañas y lagos volcánicos. La región más emblemática es Aceh, en el norte de la isla, donde se produce el famoso Sumatra Mandheling, conocido por su sabor intenso y su cuerpo aterciopelado. Además, su café es único por el método de procesamiento tradicional, llamado wet-hulled (giling basah), que consiste en retirar el pergamino del grano cuando aún está húmedo.

Cinco días, cinco tazas, cinco mundos. Ningún avión, ningún control de pasaporte, solo la ceremonia del café: moler, oler, verter, esperar, probar. Porque a veces basta una taza caliente (o fría) y el deseo de imaginar. ¡Nos leemos en la próxima Pausa!