Un repaso a los clásicos programas de TV de los maravillosos 80 y 90

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¿Qué apostamos a que te sacamos una sonrisa con este artículo? Si has vivido los 80 y los 90, estás de suerte, porque creciste en la edad dorada de la televisión española. La de los programas míticos y la carta de ajuste. La que reunía a toda la familia delante del televisor y que el 21 de noviembre recordamos con nostalgia con motivo del Día Mundial de la Televisión.

Empezamos por el mítico programa Estudio 1, el mayor espacio televisivo dedicado al teatro, que se mantuvo en antena durante 20 años y que ahora ha vuelto alternando obras clásicas con otras más actuales. Obras de autores como Lope de Vega, Calderón de la Barca, José Zorrilla o William Shakespeare entre otros; han sido televisadas en este programa de la mano de grandes actores y actrices del panorama nacional.

Si hablamos de programas longevos que marcaron la época, es inevitable acordarnos de Un, dos, tres…responda otra vez; que tuvo presencia en la pequeña pantalla entre el 74 y el 2004. Este programa, ideado por Chicho Ibáñez Serrador, fusionaba cultura, habilidades físicas y un toque de psicología; y sirvió de trampolín para caras tan conocidas como Lydia Bosch, Silvia Marsó o Nina. 

Así empezó la época del auge de los concursos y los programas familiares, con títulos tan memorables como El juego de la oca; un concurso en forma de tablero gigante con casillas en las que lo mismo podía cortarte el pelo El Flequi, que acabar en una diana con un lanza cuchillos enfrente. El artífice de todo esto, Emilio Aragón, que comenzó presentando el concurso junto a Lydia Bosch y Patricia Pérez con su característico smoking y deportivas blancas.

Y…si dices que en tu coche cabe el jefe, la familia y todo un pueblo de Teruel, seguramente se te venga a la cabeza el gran Ramón García, un habitual de los concursos de la época que, entre 1993 y el 2000, presentó ¿Qué apostamos?. En este programa,  se llegaron a ver hitos tan impactantes como colocar un camión sobre cuatro vasos de cristal, reconocer cualquier calle de Madrid con una foto del asfalto o adivinar la marca de un piano solo escuchando una nota.

También Ramón García fue el que consiguió que todos quisiéramos pertenecer a un pueblo para poder ir al Gran Prix del verano, concurso en el que podíamos jugar a los bolos humanos, resbalarnos por los troncos locos o correr delante de una vaquilla. Todo para demostrar el orgullo por nuestros pueblos. 

No podemos olvidarnos de los más pequeños, que tuvieron en La bola de cristal un espacio de entretenimiento y aprendizaje de la mano de Alaska, que se salía de los convencionalismos de los programas para niños de la época, tratándolos de una forma más adulta. 

Nos dejamos en el tintero para otro artículo clásicos como El semáforo, El precio justo, No te rías que es peor o el programa musical Furor; además de míticas series como Verano Azul, Médico de Familia o Farmacia de Guardia.

Tanto repaso nos ha metido una mota de polvo en los ojos. Esperamos haberte hecho pasar un buen rato con este recuerdo a algunos de los programas más entrañables de nuestra televisión.

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