Viajar solo puede resultar difícil al principio, pero para muchos, se convierte en una de las experiencias más enriquecedoras y liberadoras que se pueden vivir. El viajero independiente tiene la oportunidad de conocer nuevos entornos y culturas desde otra perspectiva y, lo más importante, acercarse más a sí mismo. Cada reto que aparece en la ruta en solitario y es superado fortalece la confianza y fomenta el crecimiento personal.
Según datos de la web Statista, un portal de estadística que analiza sectores y tendencias en todo el mundo, una de cada cuatro personas planea aventurarse en solitario y cada vez son más las empresas que organizan este tipo de viajes más allá de los grupos de siempre.
Y es que viajar solo también tiene muchos beneficios psicológicos para quien elige esta forma de ocio (o de vida). Aumenta la autoestima, evita los clásicos conflictos de viajar en grupo y permite desconectar más fácilmente.