¿Sabías que al reciclar una botella de plástico ahorramos la energía necesaria para mantener una bombilla encendida durante varias horas? ¿Y que el vidrio es 100% reciclable y se puede utilizar una y otra vez? La posibilidad de convertir residuos en nuevos productos o en materia prima para después utilizarla tiene un impacto positivo decisivo en el medio ambiente. Pero el reciclaje forma parte de un engranaje mucho mayor y unos principios sostenibles que ayudan a cuidar del planeta.
De ahí nace originalmente la regla de las 3R, basada en reducir, reutilizar y reciclar. Una manera de conseguir que el proceso de fabricación de un producto sea más sostenible, ahorrando recursos y energía. Sin embargo, actualmente esta base de la educación ambiental ha ido más allá añadiendo nuevas pautas y convirtiéndose en las 7Rs.