Llegados a este capítulo, si te has leído todo lo anterior, ya puedes empezar a olvidar la idea de ‘hacer café’, y podemos empezar a hablar de ‘infusionar café’.
Sí, como el té, la menta poleo o la manzanilla, el café es una infusión. Las infusiones son, en definitiva: disolución de compuestos solubles de un sólido en agua. Cuando preparamos un café para beber, sea a través del método que sea, se realiza una disolución de los deliciosos compuestos del grano de café en el agua.
Pero infusionar café, como te podrás imaginar, es muy complejo porque influyen muchas variables en el proceso, y eso es lo que lo hace divertido. Veamos algunas de esas variables: