Recorriendo las antiguas rutas comerciales: Viajes por la Ruta de la Seda y más

RUTADELASEDA

Aunque suene a título de película o de best seller, la Ruta de la Seda está basada en hechos reales. Durante siglos construyó un puente entre dos mundos y fue la principal conexión entre Oriente y Occidente. La Ruta de la Seda constituía una red de caminos intercontinentales y comerciales por la que transcurrían numerosas caravanas transportando bienes, pero también cultura, ideas y religión. Hoy en día es posible transportarse en el tiempo y recrear parte de ese itinerario que se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos.

Origen e historia

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Según los datos recabados hasta el momento, la Ruta de la Seda superaba los 8000 kilómetros de recorrido. Su inicio se remonta a la dinastía Han, la segunda gran dinastía imperial de China, allá por el 206 a. C. Desde el segundo país más poblado del mundo continuaba, cruzando el majestuoso desierto de Taklamakán, hacia India, Asia Menor y Mesopotamia. El recorrido se prolongaba por Egipto y el continente africano, llegando al Mediterráneo en Grecia, Roma y Gran Bretaña. 

Pese a que son muchos los productos que transportaban en sus caravanas, el gran tesoro era la seda, de ahí su nombre. Una fibra natural considerada una joya por muchos y con especial popularidad en Occidente, concretamente en Roma. Eso sí, los bienes no fueron los únicos que viajaron de un punto a otro. El mayor aporte fue el intercambio cultural: idiomas, ciencia, arquitectura, religión y, desafortunadamente, enfermedades. 

Los historiadores marcan el punto final de esta ruta en torno al año 1450, cuando el imperio otomano cerró las rutas tras boicotear el comercio con Occidente.

La Ruta de la Seda, hoy en día

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¿Es posible recorrer hoy en día la Ruta de la Seda? La Organización Mundial del Turismo (OMT) decidió, en el año 1994, recuperar los antiguos caminos y unir una vez más los tres continentes. De esta manera, en la actualidad los más viajeros pueden disfrutar y recrear la popular ruta en pequeñas dosis. 

El itinerario suele combinar varias ciudades, según los días disponibles para disfrutar de la experiencia. Uno de los más habituales comienza en Xi’an (China), el hogar del famoso Ejército de Terracota. Continúa hacia Dunhuang, donde se pueden visitar las cuevas de Mogao y, muy cerca, las dunas del desierto de Gobi.

La travesía sigue su curso hacia la ciudad china de Kashgar, donde conocer el casco antiguo es ‘parada obligada’, junto con la Mezquita Id Kah. La segunda urbe más grande de Uzbekistán, Samarcanda, ocupa otro puesto en la revitalizada Ruta de la Seda. Al igual que Bukhara, la que fuera un importante centro cultural y comercial, en ella se recomienda conocer, entre otros lugares, la Mezquita de Kalon y el complejo de Chor Minor.

Un viaje que lleva a quienes lo protagonizan a descubrir algunos de los lugares más emblemáticos de la Ruta de la Seda original, ofreciendo una perspectiva especial de la historia, la cultura y los paisajes de esta antigua red de rutas comerciales. También es vital recordar, a la hora de organizar el recorrido, la importancia de investigar los requisitos de acceso, la seguridad y la situación socio política en cada ciudad antes de viajar. ¡Tomad nota y preparaos para disfrutar de una Pausa realmente agradable y con siglos de historia!

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