Los mejores trucos para conseguir el café perfecto
Seguro que todos los lectores de este blog, en algún momento del día (y siempre que su salud se lo permita), se toman o se preparan una taza de café. Pero, ¿sabemos realmente si lo hacemos bien? Te lo mostramos.
Según un estudio realizado por el Centro de Información Café y Salud (CICAS), un 80% de los adultos españoles toma café a diario. Pero únicamente un 10 % de ellos conoce unas nociones básicas sobre cómo elaborar esta bebida que toman diariamente de la forma adecuada.Como en Maurice el centro de todo es el café, compartimos nuestra experiencia para que, como nosotros, entendáis aún mejor sobre este brebaje tan preciado y aprendáis a amarlo, respetarlo y prepararlo como se merece.
El primer paso: contar con una cafetera acorde a nuestras necesidades
Para escoger la cafetera que mejor se adapte a nuestros gustos es importante que cuenten con la presión, dosis, temperatura y potencia de vapor correctas.
En nuestros Maurice Corner utilizamos máquinas superautomáticas de café que muelen la cantidad justa de grano para elaborar la bebida al momento. De esta forma, evitamos el uso excesivo e innecesario de plásticos o cápsulas de café. El resultado: un café de sabor intenso, con cuerpo y con una irresistible corona de crema.
La materia prima: escoger el grano más adecuado
Dos de las variedades más conocidas son Arábica, más suave y aromática, y Robusta, algo más amarga e intensa.
Independientemente de la que se escoja, es fundamental que sea siempre en grano para aprovechar al máximo todas sus propiedades en el momento de la cata.
Incorporar un molinillo a nuestros utensilios de cocina
Puede que utilizar un molinillo para moler el grano lleve algo más de tiempo y que haga algo más difícil la cotidiana tarea de prepararse un café, pero contar con uno y utilizarlo merece la pena. Sea eléctrico o manual, su uso aporta una enorme diferencia en cuanto a sabor y aroma frente al café ya molido. Pero también es fundamental saber cómo y cuándo utilizarlo.
Para disfrutar de un buen café con todo su aroma y sabor, es fundamental moler la cantidad que necesitamos al momento justo antes de preparar la taza: cuando realizamos esta actividad, destruimos su estructura física y, además, al exponerlo al aire tras la molienda, empieza a oxidarse y a perder sus cualidades. Pero, si por falta de tiempo no es posible moler la cantidad justa de café que se necesita para cada día y, por agilizar, lo molemos en grandes cantidades o bien lo compramos ya molido, es aconsejable conservarlo en un envase hermético en la nevera. ¿Por qué? Porque, tal y como apuntan los expertos en café, a temperaturas altas la oxidación es mayor, con lo que perdería calidad y, en un ambiente frío, la pérdida de CO2 es mucho menor.
El filtro y su uso: esa es la cuestión
Cada gota del café que preparamos pasa a través de un filtro, por lo que es imprescindible que esté siempre limpio.
Si lo utilizamos de papel, es aconsejable lavarlo previamente con agua hirviendo —que puede ser la misma que se vaya a utilizar para preparar el café— con el fin de eliminar todo tipo de polvo o residuos existentes. Por el contrario, si el filtro que se utiliza es de metal, también hay que asegurarse de que esté bien limpio antes de su uso.
A la hora de colocar en él nuestro café recién molido, es fundamental distribuirlo de manera uniforme para extraer los sabores y azúcares en la taza. Obtener un café de buen sabor depende de si las distintas partículas de café molido tienen el mismo grado de extracción. Para obtener un buen resultado, es necesario compactar el café molido lo suficiente para que el agua encuentre la misma resistencia en todo el café.
El agua: no todas son iguales
Es tan importante utilizar un buen café como que el agua que escojamos más adecuada. Por ejemplo, las aguas blandas —o muy blandas— contienen niveles muy bajos de iones de calcio y bicarbonato, por lo que el resultado de nuestra bebida se traducirá en un café con gran acidez que algunos, incluso, podrían describir como agrio. Sin embargo, los tipos de aguas excesivamente duras, que son más ricas en calcio y bicarbonato, generan un café con un marcado sabor a cal y sin apenas rastro de acidez al quedar neutralizada por el bicarbonato, lo cual tampoco es lo más recomendable.
Por tanto, lo ideal es que el café tenga un punto intermedio de acidez y, para ello, el agua más apropiada es la de dureza media, además de que se caliente previamente, sin llegar a hervir, antes de colocar el filtro del café.
El tiempo justo
Para convertir el café molido en un espresso caliente y recién hecho se necesitan entre 25 y 35 segundos. Las cafeteras eléctricas suelen hacerlo de forma automática, pero, si no es el caso de la nuestra, recomendamos tener a mano un cronómetro.
Respetar el café es también respetar su origen
Para elaborar nuestro Café Maurice seleccionamos las mejores fincas de café y también cuidamos la procedencia y a quienes lo cultivan. La mayor parte del café que distribuimos es de Comercio Justo certificado por Fairtrade, que garantiza buenas oportunidades para los productores más desfavorecidos, mejorando la calidad de vida de sus familias.Por ello, si amas el café tanto como nosotros, os invitamos a descubrir todas nuestras variedades de granos combinados por expertos catadores y tostados por artesanos.
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