El mejor plan para celebrar el Día Mundial del Chocolate en Barcelona
Como en Charlie y la Fábrica de Chocolate, una tableta nos abre las puertas del Museo del Chocolate de Barcelona. Un plan perfecto para celebrar el Día Mundial del Chocolate con toda la familia el próximo 13 de septiembre. Aquí tienes todas las claves para organizar la visita. ¡Empezamos!
El Museo del Chocolate de Barcelona está en el Barrio Gótico, muy cerca del Parque de la Ciudadela. Para llegar utiliza el metro o el autobús porque hay muy buenas conexiones y es lo más cómodo. Además, una vez allí, hay muchas más cosas que ver y puedes ir andando.
Ahora que lo tienes localizado e incluido en tu guía de viaje para Barcelona, te recomendamos antes que nada entrar en su web y reservar una actividad en el calendario que tienen para eso. Es una pena que una vez allí no podáis disfrutar de los talleres de repostería para toda la familia, catas a ciegas o maridajes de chocolate con vino y cava. Están guiadas por pasteleros del propio museo y duran más de una hora y media.
Otro de los encantos del museo es la entrada. Ellos lo llaman el “chocoticket”, una tableta de chocolate para degustar mientras haces la visita y que sería la delicia de Roald Dahl. ¿Sabes quién es? Pues de su imaginación surgió la tableta de oro y Charlie y la Fábrica de Chocolate. Por él, cada 13 de septiembre celebramos el Día Internacional del Chocolate.
El primer bocado a vuestra entrada es el aperitivo previo a lo que vais a encontrar en el museo. Lo más espectacular son las esculturas de chocolate elaboradas a mano por los pasteleros del museo. En Cataluña toman el nombre de Monas de Pascua y es tradición representar con ellas personajes famosos o lo más llamativo que da la cultura popular cada año. Hay de todo: Juego de Tronos, Star Wars, Lego, La Sagrada Familia o Messi.
Además, conoceréis la historia del chocolate desde los primeros cultivos de cacao en América del Sur y Central hasta las primeras máquinas para hacer tabletas en onzas. En su origen, el cacao era tan importante que funcionaba como moneda de cambio para mayas y aztecas. Después con la llegada a Europa y la preparación con leche se convirtió en el dulce que une generaciones enteras.
Al final de la visita, pasaros por la tienda-cafetería del Museo del Chocolate para terminar con una buena taza acompañada de dulces caseros como la napolitana o el bizcocho de soletilla. ¡Buen provecho!
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