Cómo usar el café para mejorar el proceso creativo

cafe pausa productiva

Estamos creando un artículo sobre la creatividad y el café. Nos enfrentamos a un folio en blanco y entramos en bloqueo. Ninguna ocurrencia. Nos servimos un taza de café Maurice bien caliente. El olor nos reconforta. De repente, ¡eureka! Empieza a llover café en el campo y escribimos sin pausa este post sobre cómo usar el café para mejorar el proceso creativo

Para empezar, tomamos como referencia a Graham Wallas y sus etapas del proceso creativo que definió en El arte del pensamiento, en 1926. Wallas, pensador y uno de los fundadores de la Escuela de Economía de Londres, estableció 4 fases para llegar a una idea genial: preparación, incubación, inspiración y verificación. Puedes encontrar alternativas que dividen en dos alguna de ellas y plantean el proceso en seis u ocho pasos, pero los consejos que vienen a continuación valen para todas ellas.

Sírvete una buena taza de información

El proceso creativo arranca con el planteamiento de un problema por resolver, ya sea diseñar un logo, crear una nueva receta de ensaladilla rusa o escribir un artículo como este. El primer paso es consultar toda la información sobre el tema que puedas encontrar para darle al cerebro materia prima con la que trabajar. Debes analizar e interiorizar conocimientos, y el café te puede ayudar. 

La cafeína es la clave en esta fase. Una taza de café contiene 120 mg de esta sustancia, suficiente para mejorar nuestra memoria a corto plazo, según un estudio de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.). Con dos grupos de alumnos, demostró que aquellos que tomaron cafeína al finalizar una tarea de esfuerzo mental eran capaces de recordar más conceptos pasadas 24 horas. Así que, al terminar la búsqueda de información que no se te olvide tomar una buena taza de café.

Si esta tarea se convierte en larga y tediosa, ya sabes que la cafeína también te ayuda a mantenerte despierto y con más energía.

La pausa creativa para el café

Ahora  que eres una experta o experto en el tema llega el momento de ponerse a trabajar. Toca empezar a darle forma a esa idea con el conocimiento anterior y las herramientas que necesites. Vas a analizar y probar muchas veces hasta dar con algo grande, pero es posible que antes topes con algunos callejones sin salida. En esta situación, Wallas recomienda abstraerse del problema, y de toda esa carga informativa acumuluda, para que el cerebro trabaje a su aire y alcancemos el ansiado “momento eureka”.

¿Y cómo lo hacemos? Nuestra propuesta es recurrir a la pausa del café. Abandonamos el lugar donde estamos trabajando para sacar un café de la máquina, por ejemplo, y pensar en otras cosas, casi como una meditación interior, o interactuar con otras personas en ese momento, ya sea para hablar de nuestro proyecto o sobre temas triviales. Lo que ocurre a nivel cerebral es que se activa una zona del hemisferio derecho, a la altura de la oreja, denominada giro temporal superior. Aquí se producen conexiones insólitas y muy rápidas entre los conceptos que ya tenemos memorizados.

Somos unos genios

¡Por fin! Se han alineado los astros en nuestra mente y la genial idea es una realidad. Ahora tenemos que desarrollar nuestra “criatura” y perfilar los detalles para que encaje como solución al problema inicial. Vamos a elegir entre varias opciones, descartando unas tantas, para finalizar el proceso creativo y, como te puedes imaginar, el café también te puede echar un cable.  Una taza de café también funciona en la toma de decisiones correctas, tal y como señala el estudio Caffeine —not just a stimulant del nutricionista Michael J. Glade, y en los análisis donde sea importante el razonamiento.

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