Cinco tips básicos para presentar una idea a tu jefe
¿Tienes una idea que podría mejorar considerablemente los resultados de tu empresa, conseguir más eficacia en un proceso o vender más? ¿No te atreves a contárselo a tu superior, por miedo a equivocarte, a herir su orgullo, a que la idea no se tenga en cuenta o a que decida apropiarse de ella como suya propia? A continuación, te recomendamos unas sutiles maniobras que harán que tu jefe vea tus ideas con otros ojos y se convierta en tu aliado 😊.
Prepárate con antelación
La clave del éxito es la perseverancia y paciencia, por lo que hay que ser constante y trabajar para lograr nuestro objetivo. Por eso, antes de mantener una conversación o reunión con nuestro jefe para presentarle el proyecto que hemos pensado, se recomienda preparar un esquema con los puntos principales que este conlleva, con el fin de poder defenderlo con argumentos sólidos.
Por tanto, toma papel y lápiz y analiza el propósito de esa idea y cuáles son sus fortalezas y debilidades: qué valor aportará a la compañía, qué recursos son necesarios para llevarlo a cabo, los tiempos de ejecución, etc. Cuanto más trabajada esté la propuesta, más sencillo te resultará defenderla.
Comienza con una charla informal… e invítale a un café
Por lo general, un jefe no es tu amigo ni tu colega, pero si esta idea no ha salido de tu superior en otra ocasión, tomarse un café o cualquier bebida en horario de oficina con él o ella es una manera no solo de tomar una pausa agradable antes de continuar con vuestra actividad: también os permitirá tener un trato más directo e informal entre ambos y poder compartir ideas. Busca el momento. Acercaos al córner de descanso o aprovecha cualquier cambio de actividad que rompa, en cierto modo, con la rutina habitual de trabajo para iniciar el contacto. Socializar entre ambos (laboralmente hablando) os permitirá obtener beneficios mutuos cuando se trate de hacer equipo, repercutirá en vuestro compromiso con la organización, en la productividad… y esto, finalmente, incidirá también de forma directa en la cuenta de resultados de la compañía.
Confía en ti
Intenta tener todo lo más preparado posible y que tu idea no sea solo un guión, sino algo más desarrollado.
Hay que mostrar una actitud segura de uno mismo y creer en lo que decimos. No es necesario venderse por encima de nuestras posibilidades: si decimos la verdad y somos honestos, ganaremos la confianza y el respeto de nuestro superior y nos ayudará también a construir una reputación sólida sobre nosotros mismos.
Ofrece un mensaje claro y estructurado
Un popular refrán dice que “lo bueno, si es breve, dos veces bueno”. Por tanto, debemos transmitir nuestro mensaje de forma clara, concisa y lo más breve posible, parecido al elevator pitch que los emprendedores presentan a sus posibles inversores.
Elige esmeradamente cada palabra de tu discurso. Demuestra por qué tu propuesta es innovadora, diferente y por qué hará que tu empresa se diferencie más de la competencia. Aporta datos que avalen su viabilidad, de manera que se muestren de forma clara los beneficios que aportará a la actividad de tu departamento o compañía. Tampoco olvides definir los recursos económicos y humanos que serán necesarios para desarrollarla, así como los plazos y tareas a seguir.
Prepárate para preguntas difíciles
Anticípate y ten siempre listas las respuestas ante posibles preguntas que podrían rechazar tu idea. En caso de que esto sucediera, sopesa antes los posibles efectos negativos para tener preparada una solución eficiente de antemano, es decir, convertir una posible debilidad en una fortaleza.
Lo más importante es creer en nuestra idea y defenderla con argumentos concretos que dejen en evidencia que no solo es algo que nos gustaría hacer, sino que también hemos considerado los detalles del proyecto, nos hemos asegurado de que sea posible su realización y también hemos investigado los recursos que se necesitan. De esta forma, podremos plantear una estrategia sólida con el menor margen de error.
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