Cinco mitos y verdades sobre el café

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El café es una de las bebidas más populares del mundo y es nuestra favorita. A diario la consumen millones de personas en todo el mundo. Es una materia prima que se ha estudiado extensamente. Pese a esto, todavía existen algunos mitos y verdades sobre él. Aprovechamos esta Pausa para compartir algunos de los mitos y verdades que lo rodean.

¿El café largo es más flojo?

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Muchos preferimos disfrutar de un café largo, pero se cree que este es más flojo que uno corto. ¡Esto es un mito! Un café corto tiene, por término medio, unos 10 miligramos menos de cafeína que uno largo. Sin embargo, el café corto sí que tiene más cafeína concentrada en relación con el volumen total. Esto se debe a que el proceso de extracción del café y la concentración de cafeína no es lineal. 

Cuando el agua empieza a pasar a presión a través del café molido, creando el líquido que cae en la taza, recoge inicialmente la mayor concentración de sabores y cafeína. A más agua por el porte, más diluidas están las características.

El café puede provocar insomnio

El café puede afectar el sueño en algunas personas, especialmente si se consume en grandes cantidades o se consume tarde en el día. Recordamos que la dosis de cafeína recomendada para los adultos es de unos 400 miligramos al día o lo que serían unos tres cafés diarios, pero esta cantidad varía en función de cada uno. 

El cuerpo absorbe rápidamente la cafeína. Al entrar en el torrente sanguíneo, esta sustancia bloquea los receptores de la adenosina, la encargada de darnos sueño cuando nuestro cuerpo pide descanso. Esto hace que los bebedores de café están alerta y vigilantes. El efecto varía ya que algunas personas lo metabolizan más rápidamente que otras. Suele durar, de media, entre cuatro y seis horas, así que si quieres dormir a pierna suelta, ¡haz tus cuentas!

Cuanto más oscuro, más fuerte

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Normalmente asociamos el color del café al contenido que este tiene de cafeína. Sin embargo, ¡este es otro mito del café! Se suele decir que cuanto más oscuro y tostado, más fuerte es. La realidad es que cuando se tuesta demasiado el café, pierde sus propiedades naturales: sus aceites, sus minerales, sus nutrientes y su cafeína. 

Para entender esto más fácilmente podemos compararlo con un bollo de pan. Si se tuesta demasiado, lo que va a ocurrir con él es que se quema. Esto va a provocar que sepa a cualquier cosa menos a pan. Si este bollito lo tostamos en su justa medida, va a ser más agradable a la hora de comer. Tendrá el sabor que esperamos y conservará todas sus propiedades. Pues con el café ocurre lo mismo.

Las embarazadas pueden tomar café.

Así es. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el consumo de café durante el embarazo es seguro siempre y cuando sea menor a 240 miligramos por día. Por su parte, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria señala que se debe moderar el consumo de cafeína de cualquier fuente, mientras que el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido pone el tope en los 200 mg al día. Es decir, las embarazadas pueden tomar café, pero deben hacerlo de forma moderada. Si se tiene cualquier duda, es mejor consultarlo con su médico.

El café se descubrió en América

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¡Mito! El café no se descubrió en América como muchos pensamos. Para conocer su origen hay que desplazarse hasta Etiopía. Cuenta la leyenda que un enigmático pastor de origen etíope descubrió las propiedades del café al darse cuenta de cómo afectaban a su rebaño, que mordisqueaba las bayas en los arbustos. Esto habría ocurrido en el siglo VII. 

La etimología de la palabra ‘café’ tiene que ver con Kaffa, una zona de altiplanos en Etiopía donde se cultiva el cafeto, la planta del café. Sin embargo, antes sería conocido como ‘ghawa’, con esta palabra lo denominaban los árabes, los descubridores del café. Fueron los musulmanes los que lo extienden dentro del imperio Otomano, y se hace común su ingesta debido a la prohibición del alcohol.

Y tú, ¿sabes más mitos del café? ¡Hasta la próxima Pausa!

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