¡Feliz año nuevo queridos lectores! Por alguna razón cada vez que comienza un año nuestra mente hace una breve pausa para mirar atrás y hacia delante. Primero pensamos en todo aquello que no hemos conseguido, fallos que hemos cometido o cosas que nos propusimos hacer y no hicimos. Del mismo modo miramos hacia delante y nos recargamos de unas increíbles ganas de aprovechar el siguiente año, de corregir errores y de alcanzar de una vez aquellos sueños. Pero a los pocos meses, si no has seguido el proceso correcto, toda esa motivación se nos olvida y seguimos adoptando la misma vida de siempre. Por eso, nada más empezar el año queremos ayudarte a conseguirlo e indicarte el camino a seguir con dos sencillos pasos.
Planificación
Este es el paso más evidente y repetido pero, sin embargo, a muchos se nos pasa. Planificar implica mucho y, a su vez, nos ayuda a ser más eficientes al conseguir lo que queremos. En primer lugar, si eres de esas personas tan entusiastas que no consiguen aferrarse a un objetivo y, al empezar el año tienen en su cabeza millones de metas, debes seguir unos sencillos pasos:
- Haz una lista con todo aquello que quieres conseguir.
- Ordénalo por orden de prioridades (no elijas solamente lo que más te gusta hacer, sino también lo que más necesitas desarrollar para tu vida profesional o social)
- Olvida todo lo demás y céntrate en máximo dos cosas. Cuando las finalices podrás empezar con las siguientes.
Una vez tengamos las dos primeras metas que queremos abordar, deberemos seguir una planificación minuciosa. Es importante que desglosemos el gran objetivo en pequeños objetivos. Por ejemplo, si mi objetivo es adelgazar 10 kilos, deberé dividir esta pérdida de peso en las distintas semanas, como por ejemplo, me propondré perder al menos un kilo a la semana las primeras cuatro semanas y como sé que cada vez es más difícil perder, las siguientes semanas serán un kilo cada dos semanas y así hasta que haya terminado mi tabla de objetivos y subobjetivos. Con ello conseguiremos darnos pequeñas recompensas de motivación para que no nos enfoquemos tanto en la meta final sino en el proceso y objetivos del camino.
Una vez hayamos planificado los objetivos, deberemos dar paso a la gran pregunta. ¿Cómo? ¿Qué necesito para conseguirlo? Esto nos lleva al siguiente punto, aprender de los mejores.
Investigación
Esta fase podríamos llamarla de diversas maneras, tales como «entorno» o «conocimiento», ya que consiste no solamente en informarse de cómo conseguir nuestras metas a través de libros o artículos, sino también de hacer que nuestro entorno nos enseñe y conteste a la pregunta del cómo. Pongámonos en el caso de que nuestro objetivo es llevar una vida sana y equilibrada, y lo hemos desglosado en los siguientes subobjetivos:
- Comer sano y equilibrado de lunes a viernes.
- Hacer ejercicio tres veces en semana.
Lo primero será informarnos de qué significa comer saludable por ejemplo, yendo a un nutricionista y leyendo diversos libros sobre el tema. Una vez tengamos toda la información y la respuesta podremos planificar (punto siempre presente) nuestras comidas para que así nos sea más fácil. Del mismo modo haremos con el ejercicio, es muy importante saber qué necesita nuestro cuerpo y qué ejercicios debemos hacer para irlo adaptando (No empieces a coger 50 kilos en cada brazo el primer día). Esto nos lleva al segundo paso, el entorno. Si nuestra familia se come una buena hamburguesa un lunes, nosotros no podremos resistirnos tan fácilmente aunque si nos lo proponemos, es un buen entrenamiento para nuestro autocontrol. Pero, en lo que refiere al ejercicio, por ejemplo, si vamos a un gimnasio y vemos a muchas personas detrás de nuestro mismo objetivo, eso nos servirá no solo para aprender sino también de motivación. Por ello, es importante pegarse al entorno y personas que están o ya han conseguido nuestra meta y aprender de ellos. Imagina que nuestro objetivo es hablar bien en público, si vas a charlas y conferencias y visualizas qué hacen los que lo hacen bien, eso te ayudará a mejorar.
Determinación
Según la psicóloga Angela Lee Duckworth en su charla TED, tras realizar diversos estudios en academias militares, colegios y empresas analizando quién tenía éxito y por qué y quién se rendía en sus propósitos, encontró entre todos estos diversos contextos un punto en común que no era el coeficiente intelectual ni la belleza, sino la determinación. Para ella, «La determinación es aferrarse a su futuro, día tras día. Es vivir la vida como si fuera una maratón, no una carrera a toda velocidad». Por ello, tenemos que saber que para cada proyecto que adoptemos debemos sacar el máximo partido a nuestra determinación.
Sin embargo, tener determinación no es tan fácil como proponérselo sin más. Debemos ser conscientes y realistas con el proyecto que vamos a adoptar. Según Carol Dweck, profesora de cátedra e investigadora en la Universidad de Stanford, la clave para mejorar nuestra determinación es entender que nuestra habilidad para aprender no es fija. Tal y como explica Dweck, para tener determinación debemos adoptar la postura del «No todavía». Es decir, adoptar una mentalidad de desarrollo en la que no temamos el error, elogiemos el esfuerzo y la sabiduría y de este modo no pensemos solamente en obtener nuestro premio ya y ahora, sino que disfrutemos de nuestros errores y del reto que supone la dificultad de conseguirlo.
En este punto, es necesario recalcar un último aspecto a conocer. Este es la curva del aprendizaje. No es casualidad que al principio de proponernos aprender una nueva habilidad o de adoptar una nueva forma de vida, demos el 100% y que, poco a poco, empecemos a estar más desmotivados hasta que lo dejemos. Al principio, tenemos una falsa sensación de que el aprendizaje será fácil y por ello entregamos toda nuestra energía al proyecto. Pero conforme avanzamos y vamos encontrando dificultades y se nos hace más evidente que el proceso será más difícil de lo que creíamos, comenzamos a desmotivarnos. Debemos ser muy conscientes de que este proceso ocurre en todos los seres humanos y aprender a manejar esta realidad, de forma que intentemos seguir avanzando a pesar de las dificultades. ¡A por el reto!
Esperamos que este artículo te haya ayudado y no dudes en contarnos tu historia, tus objetivos y tus progresos. No dudes que 2018 va a ser un gran año y recuerda, si te resulta difícil motivarte a ti mismo, también existen profesionales que se dedican al coaching y pueden hacértelo más fácil. ¡A por el nuevo año se ha dicho!