La productividad se ha convertido en una habilidad esencial para alcanzar objetivos, especialmente en el ámbito laboral. De hecho, se considera un factor determinante en el crecimiento económico de la industria, de ahí la importancia de su estudio y análisis.
Sin embargo, el estrés y la falta de organización la ha convertido en un desafío inalcanzable en muchas ocasiones. Cuando los chats de WhatsApp se multiplican y la bandeja de entrada del correo electrónico no deja de recibir mensajes, no es difícil caer en la desorganización e, incluso, la famosa procrastinación.
Implementar técnicas y hábitos puede ayudar a ser más productivo y mantener un equilibrio saludable entre las responsabilidades personales y profesionales. ¡En esta Pausa, te enseñamos algunos métodos para conseguirlo más fácilmente!
Establecer metas o SMART Goals
A veces las metas que establecemos nos ayudan y otras veces nos desmotivan. Por eso, es fundamental seguir un criterio. A través de este sistema podemos fijar objetivos realistas, que deben ser Específicos, Medibles, Alcanzables, Relevantes y con un Tiempo definido.
Por ejemplo, una meta SMART sería la siguiente: “quiero aumentar mi productividad en un 20% en los próximos tres meses mediante la implementación de técnicas específicas de gestión del tiempo». De esta manera, nos alejamos de lo general y podemos evaluar lo que queremos alcanzar y su viabilidad.
Lista de tareas
Aunque parezca una cosa muy simple, hacer una lista de tareas puede provocarnos sensación de ansiedad y estrés al identificar tanto trabajo por hacer. Pese a ello, hacer una lista de actividades pendientes es muy útil y contribuye a la productividad.
Crear una lista y ordenarlas por prioridad permite enfocarse en lo que es más importante. Herramientas como Todoist o Trello son muy prácticas y ayudan a conseguirlo.
Pomodoro
Esta técnica es muy popular en todo el mundo, especialmente entre trabajadores y estudiantes. Básicamente consiste en trabajar durante 25 minutos seguidos y luego tomar un descanso de 5 minutos. Después de cuatro sesiones de 25 minutos, se toma un descanso más largo de 15-30 minutos. Esto contribuye a mantener la concentración y reduce la fatiga.
Método GTD (Getting Things Done)
Desarrollado por David Allen, este método se basa en cinco pasos: capturar, aclarar, organizar, reflexionar y comprometerse. Pero ¿qué significa cada fase? Captura todo lo que tienes que hacer, aclara lo que significa cada tarea, organízalas en listas, revisa regularmente y toma decisiones sobre las siguientes acciones.
Sin duda, es un método flexible y fácil de implementar que reduce la carga y ayuda a realizar un trabajo de mayor impacto.
Matriz de Eisenhower
Esta herramienta de gestión del tiempo tiene como principal fin la jerarquización en función de la urgencia o importancia. Permite distinguir las tareas que se pueden solucionar lo más pronto posible y las que pueden posponerse, delegarse o, incluso, eliminarse de la lista de pendientes. Tal y como su nombre indica, fue popularizada por el presidente de EE. UU. Dwight D. Eisenhower.
Se basa en la creación de cuadrantes, cuatro concretamente, divididos de la siguiente manera: Urgente e Importante, No Urgente e Importante, Urgente y No Importante y No Urgente y No Importante. La idea es ir distribuyendo en cada uno las diferentes tareas en función de si son esenciales y en qué momento.
De este modo, aunque la productividad es un elemento clave para alcanzar nuestros objetivos y mantener un flujo de trabajo eficiente, es importante tener una perspectiva equilibrada. No debemos obsesionarnos al punto de comprometer nuestro bienestar personal y es recomendable tener en cuenta las herramientas de gestión comentadas anteriormente para estructurar nuestras tareas y prioridades.
Y tú, ¿conoces algunas de ellas? Te invitamos a probarlas y contarnos cuál es tu experiencia.