La literatura es una de las grandes fuentes de inspiración de la industria cinematográfica. Son muchas las películas basadas en grandes obras, desde Cumbres borrascosas de Emily Brontë hasta la popular saga de Harry Potter o, dentro de las fronteras españolas, el reciente estreno de Los renglones torcidos de Dios de Torcuato Luca de Tena.
Con mayor o peor acierto, directores y elenco han tratado de recrear y plasmar las sensaciones que las letras despiertan en el lector. Algunas, incluso, han sido versionadas en numerosas ocasiones. Es el caso de Hamlet de William Shakespeare (73 veces nada más y nada menos) o de la propia Biblia. En su filmografía destacan algunas como Los diez mandamientos de Cecil B. DeMille o La pasión de Cristo, dirigida por Mel Gibson. Sin embargo, existen todavía algunos clásicos de la literatura que representan un desafío para el celuloide y se resisten a una adaptación cinematográfica. Estos son algunos de ellos: