El sabor es la impresión que causa un alimento u otra sustancia. Principalmente, está determinado por sensaciones químicas que se detectan a través del gusto (lengua) así como por el olfato (olor). Es más: el 60 % de lo que se percibe como sabor procede de la sensación de olor. Pero, por otro lado, el nervio trigémino, encargado de detectar las sustancias irritantes que entran por la boca o por la garganta, también puede determinar en ocasiones el sabor.
En Occidente, la teoría clásica reconoce la existencia de solo cuatro sabores: dulce, salado, ácido y amargo. En Oriente, hace milenios, se descubrieron seis sabores en la India: los cuatro ya mencionados y también el picante y el acre o astringente, una sensación de sequedad o arenosidad en la boca, asociada a alimentos como el té, el plátano verde, la granada, el caqui o la cúrcuma.